jueves, 11 de agosto de 2016

Cosas imposibles

Mi abuela nació zurda y en el colegio, por allá en los años 40, con un intensivo tratamiento de reglazos, una persistente profesora quiso enseñarle a escribir y pintar con la mano derecha. Casi que no puede.  Porque es difícil enseñar a usar la izquierda cuando naces diestro y viceversa. Tan difícil como enseñar a jugar fútbol cuando naces ñoño, o a bailar cuando naces rolo. Es más fácil enseñar a odiar a los otros. Como cualquier proceso pedagógico, requiere paciencia del maestro, pero  pocas cosas son tan fáciles como sembrar y cultivar prejuicios en mentes inocentes y crédulas, que crecen, abren una cuenta de Twitter, cumplen 18 años y votan. Porque para odiar no hay que leer, escuchar ni entender. Amar requiere más esfuerzo y solo los que son capaces van al cielo (con Cerati). Hoy adoctrinan a sus niños en el odio y no en el respeto por el otro, porque enseñar a odiar es sencillo y enseñar a ser gay es imposible.