lunes, 5 de septiembre de 2016

Colombia debe aprender a perdonar como yo aprendí a clavarme a la piscina

Clavarme en la piscina ha sido de las cosas que más esfuerzo me han costado en la vida. Decenas de vacaciones pasé parada al borde del agua, siguiendo toda clase de teorías y consejos que mi abuelo, mi mamá, mis tías, mi papá y hasta mi hermana menor me daban. Los brazos por arriba del cuello, dobla las rodillas, no tanto, junta los pies, sácalos un poco, une las manos, impúlsate hacia adelante, ¡que no separes los pies!, ¡salta, salta!, no, ven, otra vez. 


Mi hermana y yo de vacaciones. Ella ya sabía clavarse. Yo, no. 

Aunque ni yo lo crea, hoy sé clavarme a la piscina y me enorgullece. Sin duda, me dio miedo. Miedo de romperme la cabeza, un diente, miedo de ahogarme, pero, sobre todo, miedo de no poder. Y es que nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo consigue, por obligación, coincidencia o dignidad (como me pasó a mí, porque hasta mi hermana menor sabía clavarse a la piscina y yo no. Pero no, no me iba a dejar y no me dejé). 

Kubo and the two strings es otra de esas cosas que los seres humanos alcanzamos sin saber que podíamos, como clavarme a la piscina. Es una obra de arte majestuosa, completa y articulada. Stopmotion en su máxima expresión, diálogos y oraciones llenas de sentido, póngalas donde las ponga; la tecnología al servicio del arte y no al revés, y una bellísima versión de una de las más grandes canciones escritas por mi Beatle preferido. No le falta nada. 

Pero lo más bonito de Kubo es que puso en evidencia ante mí, y ante todos los papás que llevaron a sus hijos a cine, creyendo que era una película para niños, la verdadera gracia de la práctica que siempre ha atemorizado los seres humanos: perdonar. 

Colombia debe aprender a perdonar como yo aprendí a clavarme a la piscina. Vacaciones tras vacaciones, intento tras intento, con las mejores intenciones, sin rencores, con cicatrices pero sin miedos. Con los ojos rojos de tanto intentarlo, pero de cabeza. Yo te entiendo, Colombia, tienes miedo de no poder, pero si yo pude, tú también vas a poder. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario