viernes, 13 de junio de 2014

Carta a Pekerman

Hola, José.
Espero que todo ande muy bien. El favor que me pediste ya casi lo tengo terminado. No creas que me he olvidado de ti. Han sido unos días difíciles para ti y para mí. Perdóname por no escribirte antes. Pero, aquí estoy. Más vale tarde que nunca, la distancia no es el olvido y esta es de las cartas más importantes que escribiré en mi vida. Te pido que la cargues contigo durante todo el mundial, para que cada vez que te arrepientas de no haber llevado a Falcao recuerdes que yo siempre te voy a apoyar.

Pero, querido José, de verdad no entiendo por qué no convocaste a Radamel. Después de la cámara hiperbárica, de todos los comerciales de DirecTv, de cementos Argos y de Bonbonbúm, él se merecía estar entre los 23. Nunca me has dicho mentiras y yo no te las voy a decir a ti: Alexander Mejía no va a jugar un culo. Si yo fuera él, me robaba el peto que la FIFA le da a los suplentes, para tener pruebas de que fui a un mundial y ya. No lo vas a poner. Ni siquiera le vas a pedir que caliente, José.



Ése era el puesto de Radamel, que, sí, fue idea de él quedarse por fuera. Pero, José, él es un cristiano empedernido y la soberbia no es su peor defecto. Es el futbolista más humilde que jamás se amarró unos guayos y eso no le permitía a él pedirte a ti que lo llevaras. Te hiciste el loco, Chepe, y nos rompiste el corazón a todos. Se merecía jugar, al menos, tres minutos en un partido ganado, o inclusive en uno perdido. Pero, no. Ni mierda. Falcao quedó haciéndose la keratina quién sabe dónde. En todos lados menos en Sao Paulo.

Pero, bueno, como dice Daddy Yankee, lo que pasó pasó. Ustedes ya están allá. Lamento, de verdad, que no puedas hacer los entrenamientos a puerta cerrada. Debes estar muy bravo por eso, y te mando abrazos reconfortantes. Reconfortarme es lo que necesito yo, Chepe, porque, si te digo la verdad, tengo miedo del sufrimiento que se avecina. Siento como si me fueran a sacar las cuatro cordales mañana. Sin anestesia. Ése es el nivel de estrés que estoy manejando en este momento.

No creo que duerma. Miraré mi camiseta amarilla toda la noche, con el ritmo cardíaco acelerado y las manos sudorosas. Ten en cuenta que somos una hinchada acostumbrada a sufrir y que, a diferencia de nuestros jugadores, nunca entramos confiados, así juguemos contra Haití. Ten piedad de nosotros, José. Te agradezco en el alma que no hayas llevado a Medina, a propósito. Eso nos dio paz a todos, inclusive a él.

No me queda más qué decirte, salvo desearte que duermas bien. No te sientas mal porque no le hayan dado dotación de corbatas y sastres Hugo Boss a todo el equipo. Lo importantes es que el fútbol se juega en pantaloneta. No olvides que te pienso todo el tiempo, aún cuando no es adecuado, como ahora, que estoy en clase, y que mi integridad física, mental y espiritual depende del partido de mañana.

Un abrazo,
Manuela


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