martes, 4 de octubre de 2016

La paz will rock you

No es la primera vez que vivo una tusa, pero sí es la peor. Entendí que estas penas sabían nadar y no podría ahogarlas con nada. No hallaba una razón para justificar los votos del No (todavía no lo hago), pero me dolía aún más la abstensión. Esas personas que por guayabo, frío o confiados se habían quedado en sus casas viendo Agrocampo, me dolían más que nada. Si hubieran salido a votar por lo lógico, no estaríamos en este doloroso caos. 

Luego me vine a enterar de que los principales opositores del acuerdo solo lo querían plagiar, como le pasó a Mark Zuckerberg (que cuando sus enemigos se dieron cuenta de que Facebook era un éxito, lo quisieron tumbar para copiar la idea y ser millonarios ellos). Más tarde leí que el cese bilateral solo iría hasta Halloween, que Gina renunció al Ministerio y que James no iba a jugar contra Paraguay.  La peor semana de mi vida y apenas era martes. 

Vino una conversación enamoradiza a las 10:02 de la noche del domingo, algunas llamadas inesperadas de amigos de toda la vida, regaños de profesores del colegio, un Milo tibio y un abrazo de mi jefe. Con esa mezcla me animé para escribir lo que escribo ahora y advertirles a los abtencionistas que we will rock you. Porque con los uribistas no se puede conversar, esa lucha la damos felizmente por perdida, pero con los perezosos, confundidos, friolentos, enguayabados y parsimoniosos, será un placer y los vamos a convencer. 

A mis amigos del Sí (o sea, todos los del Sí): recojamos los trozos de nuestros corazones rotos, mientras caminamos por las calles. Dejamos pasar la oportunidad de nuestras vidas y, porque parecía perfecta, parecía también la única. Si el huracán Mathew devolvió la nieve a los picos de la Sierra Nevada, algo bueno siempre llega con el sufrimiento y con perder un plebiscito (o una materia) por menos de 0,5. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario