lunes, 26 de junio de 2017

Camas

Fijar cuatro esquinas, como un cuadrado o un rectángulo. 

En cada esquina, una pata sostiene la parte que le corresponde del peso. Pueden ser largas o cortas, angostas o anchas, de madera, plástico o concreto, siempre responsables cumplen con lo que les toca. 

Las cuatro esquinas, elevadas por las cuatro patas, son unidas por cuatro líneas rectas que se unen en cuatro ángulos perpendiculares; dos por cada línea, uno en cada esquina. 

El espacio vacío que se crea por la unión de los extremos de las líneas es ocupado por más líneas rectas, que lo atraviesan de extremo a extremo y paralelas. 

Al tiempo, la fuerza de las patas es suficiente para sostenerlas a ellas también.   

Por encima de la líneas paralelas, se instala una porción de las mismas medidas, o tenuemente más grande que el equilátero ya formado por las cuatro esquinas. Algodón, espuma, lana, lino, seda, poliéster. Lo importante es que el material sea gentil con la piel del ser humano. 

Según la perspectiva, el feng shui, las necesidades, el dueño o el azar, se define un derecho para el equilátero. Un arriba y un abajo. 

En la parte de arriba, se acomoda una prenda de ropa, un descansa cabezas, un retaso que haya sobrado del tendido que se puso primero, una almohada o nada, si así se prefiere.

Olvidar todo lo anterior. 

Lo primordial es con quién se comparta el nuevo espacio instalado. 

Sin importar a dónde se vaya, el clima, qué o quiénes lo rodeen, su dueño o anfitrión, truene o relampaguee a su alrededor; así canten los pollos, las vacas, los cerdos, los micos, los patos, los gallos y los pericos; por más cuajado, mamado, atornillado, maltratado, enjuagado, ensopado, sudado, llorado que se llegue, lo más importante es quién se te acuesta al lado. 

Entre más estrecho se encuentre, se puede apelar al poco espacio para dormir más arrunchado. 

Hacer angostas las camas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario