viernes, 2 de mayo de 2014

Carta al Periodismo

Hola, 
te escribo para decirte que he intentado olvidarte y no he podido. Ampliar mi visión y dejarme deslumbrar por otras luces ha sido la peor forma de intentar no pensarte, pues con compararte solo veo más exacta tu belleza. No me malentiendas. Te escribo para despedirme. Lo nuestro no puede ser. Aunque somos tal para cual, y eres sinigual, debo continuar sin ti mi andar. 

Te amo desde la primera vez que nos cruzamos, y lo seguirė haciendo si nos tropezamos, pero este idilio -como todos- solo va a hacernos daño. Tú eres tan incierta, yo también, y nadie sabe nada, y quién a quién vino a buscar. Es mejor dejar hasta acá. En la vida quiero todo, menos llegarte a odiar. Idealizarte es mi plan, y tenerte lejos es lo más audaz. 

Nena, puedes pasar por otras manos, por otros labios, pero nadie como yo te va a amar. Siempre que lo digital te acose, ten claro que en mí puedes contar, y, a mano, tus pesares, voy a borrar. No te la dejes montar, por el multi tasking, la transmedia y la red social. Tú y yo sabemos que todo eso está muy mal, y que lo más bonito está en las páginas que nos da vergüenza publicar. 

Pero, cosita, ya me voy a graduar. Las razones por las que te amo están intactas y así permanecerán. Nunca te he dicho mentiras y esta vez va a ser igual. Eres todo, eres divina, eres espectacular, pero a mí alguien me tiene que pagar. Por eso hoy decido que me voy a largar. Como dijo mi papá: "Voy por cigarrillos", y el man se quedó allá. 

Nos volveremos a ver. Va a pasar más de una vez. Será hermoso, será perfecto, será ocasional, será temporal. Sabes bien que soy fiel, que soy leal, y que en mi mente siempre vas a estar. Y de hambre no quiero agonizar. La renta tengo que pagar. El café y la cerveza hay que comprar, y esa platica tú no me las vas a dar. Cuando quieras volver, y conmigo tomarte un café, ten por seguro que en mi greca va a haber. Es lo queremos. Lo tienes que entender. 

Me voy. Me voy. No me esperes, pero volveré. Con soberbia y terquedad, me he convencido de que puedo no tenerte. En las noches, a escondidas, bajo las cobijas, te hablaré. En lo clandestino está de nuestro amor el destino. Que nadie se entere de que yo te quiero hoy y te quiero siempre, pero te querré más cuando tenga siempre, en el bolsillo, un billete. 


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